sábado, 20 de agosto de 2016

Propiocepción en la rehabilitación postquirúrgica del LCA

PROPIOCEPCIÓN EN LA REHABILITACION POSTQUIRURGICA DEL LCA


La propiocepción hace referencia a la capacidad que tiene el cuerpo para detectar el movimiento y la posición de las articulaciones. Dicho de otra manera, es el sentido de la percepción de la postura y el equilibrio. Trabajarla ayuda a que, ante situaciones inesperadas (como pérdida de equilibrio provocada por una mala pisada), nuestro cuerpo responda recuperando la postura en vez de produciendo un desequilibrio mayor.
Esa información proviene de receptores que se encuentran en las diferentes estructuras de una articulación:
  • Músculos: sus receptores son los husos neuromusculares y se activan cuando hay un cambio en la longitud del músculo.
  • Tendones: órganos tendinosos de Golgi. Se activan con el estiramiento pasivo y provocan una relajación muscular en caso de riesgo de rotura muscular.
  • Propioceptores de la capsula y los ligamentos: informan de la posición y el movimiento de las articulaciones.

Después de una lesión, esos receptores disminuyen o pierden su capacidad de informar al cerebro, lo que reduce la capacidad de nuestros músculos y tendones a reaccionar ante los desequilibrios que nos podamos encontrar en la vida diaria o en la actividad deportiva.
En el caso de una reparación del LCA o por la sustitución del mismo (Ligamentoplastia), los receptores disminuyen su capacidad no solo por la lesión de las estructuras, sino también por el período de reposo. Esto hace de la propiocepción un elemento básico de la rehabilitación postquirúrgica. 
    




El tipo y la intensidad de los ejercicios de propiocepción vendrán marcados por las diferentes fases de la rehabilitación. Esta podemos dividirla en 4 fases principales:

Fase pre-quirúrgica

Se trata del período comprendido entre el momento de la lesión y el día de la cirugía. El hecho de que el ligamento la necesite no impide que podamos empezar a trabajar para que los receptores se encuentren en el mejor estado posible, lo que puede ayudar en las fases post-quirúrgicas de la rehabilitación. En esta fase, se realizaran ejercicios adaptados al grado de funcionalidad, de estabilidad y de apoyo posible de la articulación. Éstos pueden incluir desde ejercicios sin carga y de simple fortalecimiento muscular, hasta ejercicios en carga unipodal sobre superficies inestables, siempre respetando el grado de inflamación y el dolor.

Fase post-quirúrgica I (2-4 semanas después de la intervención)


Los objetivos generales de esta fase son el control del dolor y la inflamación, y la recuperación de la extensión y la flexión a 90⁰. Para ello son necesarios ejercicios tanto pasivos como activos de movilización articular para activar el control por parte del paciente.               La utilización del apoyo temprano cada vez es más común, y por lo tanto se debe trabajar la estabilidad articular en carga progresiva (puede ser controlado con una balanza), dentro de los grados de apoyo marcados por el cirujano.


Fase post-quirúrgica II (6-10 semanas desde la intervención)



En esta fase buscamos la recuperación de la hiperextensión, la flexión, el fortalecimiento muscular y de la marcha. Los ejercicios deben realizarse principalmente en el plano sagital (Flexión/extensión) y en cadena cinética cerrada (Pie en apoyo) para evitar los movimientos de traslación, de deslizamiento y de rotación, que puedan aumentar la tensión en el ligamento; y aprovechar la estabilidad que otorga la contracción muscular en la articulación. Podemos empezar a incluir ejercicios que combinen el fortalecimiento muscular con el trabajo en desequilibrio que desarrolle la capacidad propioceptiva. Para la recuperación de la marcha es interesante el trabajo delante de un espejo como biofeedback de la postura y la calidad del apoyo. Al final de esta fase debemos poder trabajar en apoyo monopodal sobre superficies medianamente inestables.

Fase post-quirúrgica III (2-3 meses después de la cirugía)


Este periodo tiene como objetivo la readaptación del paciente a su actividad habitual funcional y/o deportiva. Debemos conocer el objetivo de cada paciente y adaptarnos a sus necesidades. 
Los ejercicios irán aumentando progresivamente en dificultad e intensidad, buscando primero un mayor desequilibrio en el miembro inferior, para progresar hacia combinaciones con los miembros superiores. 
Una vez conseguida una buena estabilidad en apoyo monopodal se irán introduciendo ejercicios de saltos.
La estabilidad, sin dolor, de la rodilla en los saltos permite comenzar a trabajar la carrera continua progresiva, comenzando por la corrección de los apoyos para ir aumentando la intensidad, la distancia y el tiempo hasta conseguir la readaptación funcional y deportiva completa.

La propiocepción es una parte fundamental de la rehabilitación tras una lesión o una cirugía del LCA, que se debe trabajar de manera controlada y siempre supervisada por profesionales formados para ello.


Autor Jorge Cavero

CLINICA "DKF"

Avda. Doctor Arce, 27 - 28002 Madrid

Tel:915 615 328

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